Administración del cerebro : El redescubrimiento del cerebro |
“¿Trajo Ud. su cerebro?” Es una pregunta que hago frecuentemente a los participantes durante la introducción de mi conferencia pública. Todos se ríen cuando hago esta pregunta. Y todos responden “SÍ” como si fuera algo normal. Entonces agrego lo siguiente: “Para oír mi conferencia hay una condición necesaria. Es que “se debe tener el cerebro”. Si hay alguien en este lugar que no tenga cerebro, por favor vaya y tráigalo inmediatamente.”
La mayoría de nosotros vivimos cotidianamente sin tener en cuenta la existencia del cerebro. Todos los participantes a la conferencia vienen con el cerebro pero la mayoría traen “físicamente” el cerebro. Cuando los participantes traen “concientemente” el cerebro es cuando captan la pregunta de si “trajo el cerebro”. Recién entonces comienzan a “concientizarse” sobre la existencia del mismo.
Nosotros somos los administradores de nuestro cerebro. Esto significa que hay una nueva conciencia sobre la existencia del “yo” como el usuario del cerebro. Ud. no es su pensamiento. Ud. no es su pensamiento. Ud. tampoco es su cuerpo. Ud. no es el cúmulo de informaciones almacenadas en su cerebro. Ud. es algo más allá de todo esto. Ud. es el administrador de su cerebro. Está en sus manos qué creará con ese cerebro.
Lo más importante para administrar bien el cerebro es tener una correcta norma de valores y de principios de vida. Una filosofía sana nos cuida de las informaciones no son productivas, creativas ni pacíficas. Las normas de valores que se aplican en cualquier momento y situación, y que son las bases de la vida individual son como los sistemas inmunológicos para el cerebro. Estas normas de valores que actúan como el sistema inmunológico en nuestro cuerpo, verifican las numerosas informaciones que entran y salen de nuestro cerebro, vigilan que nuestro cerebro no se contamine con informaciones erróneas y ayudan a encontrar el equilibrio original perdido al ingreso de esas malas informaciones.
La forma de administrar mejor nuestro cerebro es teniendo el espíritu de grandeza y preguntando al cerebro qué hacer para alcanzar ese espíritu de grandeza. Nuestro cerebro no está únicamente para preocuparse por qué comer y con qué vestirnos mañana. Nuestro cerebro es un instrumento demasiado capaz para hacer que ejecute sólamente esas funciones. Hagamos que nuestro cerebro realice la actividad más grande. Hagamos que nuestro cerebro se preocupe por nuestro aporte a esta Tierra y a la Humanidad.
No se olviden que este espíritu de grandeza inherente a todos nosotros está también dentro del cerebro. Ese deseo suyo de contribuir a la Tierra y a la Humanidad también provino de su cerebro. El problema es cuán sincera y fervorosamente Ud. lo desea. Cuando su pregunta es más sincera, el cerebro se mueve más apasionadamente en busca de la respuesta. Confíe en su cerebro y pregúntele a su cerebro. Su cerebro sabe la respuesta.